Vino, enséñame a amar
(...) No sabría bajo qué pensamientos, o bajo qué silencios. Tampoco en qué momento o lugar del día... Si en otoños o inviernos; si cerca al río o lejos de él. Si al son de la música o en el rugir del viento. En la noche o en el día... Vino, enséñame el arte de amar sobre mi propia historia... como si esta ya no fuese ceniza en la memoria. Hace el vino maravillas, a los frágiles los llena de fuerza, a los desalmados alguien en quien creer y, para nosotros los cobardes, la tan anhelada valentía. Una copa de vino para el corazón. Una segunda para la razón. Quizá una tercera, una cuarta y hasta más... para todo eso que posiblemente no se olvidará jamás. Veré el fondo de la botella mientras escribo de ti. Beberé cada sorbo mientras me voy recuperando a mí.